En
una sartén muy caliente añadimos una cucharada sopera de aceite, y calentamos
al máximo, casi humeante.
En
un bol, batimos las claras de 4 huevos, casi a punto de nieve, añadimos las yemas
y batimos hasta mezclar, metemos una bolsa de 100 gramos de patatas fritas de
bolsa de la mejor calidad en el bol, pero sin chafarlas ni espizcarlas,
removemos con una cuchara para que se impregnen del batidos de huevos.
Añadimos
el contenido del bol a la sartén, movemos ligeramente la sartén, y no esperamos
más de 30 segundos, para que casi no se cuaje el huevo, y le damos la vuelta
con un plato. Añadimos una nueva cucharada de aceite de oliva a la sartén y
calentamos al máximo, introducimos por el lado que no se ha cocinado la
tortilla, esperamos otros 30 segundos y sacamos a un plato de presentación.
El
porqué de tan poco tiempo se para que el huevo solo se cuaje ligeramente, y las
patatas tan crujientes no pierdan su textura y no se ablanden.
Obviamente
no hemos hablado de sal, las patatas ya lo son suficientemente.
Y
ahora una mención como no podía ser menos a dos personas, una a Ferrán Adrià,
autor por extensión de esta receta. Y la otra, quizá más importante para
nosotros por llevar muchos más años haciendo esta especial tortilla, a Pili, una
buena amiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario