Es
una tapa muy típica en muchos sitios, esos cascos de patata, esa media patata,
con su sal y pimienta…en fin hay muchas variedades, pero yo he preparado ésta.
Vamos
a elegir una patata nueva, mediana tirando a pequeña, que casi nos entre en la
boca de un solo bocado. Las lavamos muy bien por fuera para eliminar todo
rastro de tierra o suciedad. La cortamos a lo largo por la mitad longitudinal,
por la parte más alargada, con una puntilla, cuchillo pequeño afilado, damos
unos cortes paralelos en ambos sentidos, sin llegar a traspasar la piel por
debajo. Queremos mantener la piel en todo momento, la comeremos sin problemas.
Una
vez dados esos cortes, salamos, y añadimos unas gotas de aceite de oliva virgen
extra entre esos cortes, colocamos en una llanda de horno, una fuente de cristal
para horno, y las mantendremos en el horno precalentado a 180º durante 40
minutos más o menos hasta que las veamos por encima doradas, tostadas, pero no
quemadas.
Por
otro lado vamos a preparar un ajioli a mortero, hecho a mano. Receta
Coceremos
una patata del mismo tamaño que las que hemos utilizado para asar, pelada y
troceada, con una pizca de sal. En un mortero, picaremos un ajo, limpio de la
simiente central con una pizca de sal, esto es para que no se resbale el ajo al
machacarlo y para que luego tenga su punto de sal el ajioli, una vez bien
picado vamos añadiendo los trozos de patatas y seguimos con el mazo triturando
bien hasta tener toda la patata hecha un puré fino, en ese momento añadimos una
yema de huevo, ojo, la yema sin la clara, y seguimos con el mazo mezclando muy
bien todos los ingredientes, a partir de ahora viene lo más laborioso, añadir
el aceite removiendo con el mazo lentamente y con ritmo para conseguir ligar
bien el conjunto, puede cortarse el ajioli, paciencia y tesón en seguir
moviendo el mazo en sentido circular mezclando bien todo. Y añadiendo a
poquitos el aceite. Cuanto?, pues para una patata podemos añadir como dos tazas
de café, parece mucho pero lo admite de sobra, ya veremos cómo se nos va
quedando una crema amarilla y brillante por el aceite. Cuando está terminado?,
pues el truco que yo tengo es que cuando el mazo clavado en el centro de esa
masa no se cae si le damos la vuelta al mortero poniéndolo boca abajo un momento
será su punto.
Presentamos
adornado las patatas con una cucharada en todo lo alto, o en los lados y una
ramita de perejil.
Los
sabores son muy al gusto de quien lo tome, mas fuertes de ajo, mas saladas, y
hasta con pimienta.
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