Muchas
veces comprando algún tomate que se nos sale de los clásico de ensalada, de
rama, o de secano. Unos más o menos olorosos, más o menos dulces. Los hay de
esos que llama Premium, como Raf, Kumato, Cherry, los Oro, etc. Vamos una gran
variedad y alguna vez tenemos que probar esta clásica verdura. Esta tapa es una
clásica, pero a veces se desconoce. Y sobre todo porque vamos a aprovechar todo
el tomate.
Los
tomates, según las variedades, tienes varios gajos por dentro desde 3 a hasta 8
he conocido yo. Por la parte contraria al pedúnculo, podremos saber de cuanto
nos vamos a encontrar. Cortamos con una puntilla la piel del culo del tomate, ahí
veremos cuantos gajos tiene y en que disposición se encuentran. Vamos a cortar
exclusivamente la carne de alrededor exterior, dejando al descubierto esa parte
gelatinosa donde se apiñan las simientes.
Con
una cuchara la sacaremos con el cuidado que no se rompa. La pondremos en una
cuchara sopera, o de café, según el tamaño del tomate, pondremos la cuchara en un
plato, le pondremos sal negra, en este caso, pero puede ser sal gorda, Sal
Maldon, en escamas, etc. Pero la cantidad justa para que se note el crujiente
de la sal. Una vez puesta la sal, le pondremos unos hilos de miel de romero, puede
ser de la que tengamos en casa, mil flores, de azahar, etc.
En
visto y probado la misma tapa sin la miel y un AOVE reserva. Pues también es
algo exquisito.
En
boca vamos a notar la cremosidad y suavidad de la gelatina, el contraste en
textura y sabor de la sal, y la redundancia de la miel.
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